
Tenemos sueños, tenemos piel
tenemos conjuros, tenemos palabras
regusto de cambiar tornasol
pero no para crear la alquimia
es preciso ahondar en el crisol crepitante
poner a punto aun contracorriente
resonancia de reverberaciones
de aquello que acontece en el trasfondo
(...y más allá...)
queda, entonces el preludio. a la puerta
la furia hecha añicos, el espejo:
un oceano de placer
en la densa cicatriz de otro sueño
azote, filo y herida
fluyente y sereno
la marca de lo oscuro no soñado:
sostén de todo cuanto es
no soy la obra maestra de un brillante
amanecer de sueños gloriosos
ni soy lo que querían; y asido
letra por letra a cada ensoñación
a la caducidad del blanco, al latido
de ese puro ejercicio, en la aridez
de este nuestro mundo / mezclo
oasis con tus sueños / habito
la entrega de un cuerpo
en el límite tenso y fresco
un cuerpo que tirita fuego
en sangre y belleza
un cuerpo atento al viento del éxtasis
sutileza que tiende a doblegarlo
en farallones de prolongada paz
memoria de guerra quería para amar,
no poética; hablar apenas
un rumor de delicioso acecho de la muerte
un lácteo furor:
-una mujer en remolino
es siempre tú, tú misma
chorreante azogue de vida
pero… ¿quién reinará? si el elegido
declina su cetro, si el silencio retrocede, si
la ceniza gime, cobra rojo, y arde.
si el viaje en el tiempo se condensa
loco
en gotas góticas de amor